Sian Davey es una fotógrafa británica; estudió Bellas Artes y CC políticas. En el 2014 recibió el "New York Photo Awards and the Lens Culture Emerging Photographers Award", además fue finalista en la "Taylor Wessing National Portrait Prize 2014"
Esta serie es una serie donde muestra la vida familiar - todas las tensiones, alegrías, subidas y bajadas que van con el entorno de estar en una familia. Mi familia, dice Sian, es un microcosmos de la dinámica que se producen en muchas otras familias. Nosotros no somos diferentes. Como psicoterapeuta he escuchado muchas historias y es interesante que lo que he descubierto, después de quince años de práctica, no es lo diferentes que somos el uno del otro, sino más bien lo parecidos que somos como personas.
Lo que compartimos es lo esencial y significativo. Las historias varían, pero todos experimentan emociones similares. Todos somos vulnerables a los sentimientos de ira, de tristeza y depresión. Y la lista sigue ...
Mi hija Alice, nacida con el Síndrome de Down, no es diferente a cualquier otro ser humano. Ella siente lo que tu y yo sentimos. Sin embargo, nuestra sociedad no reconoce esto y su misma existencia se da poco o ningún valor.
Alice ha entrado en un mundo en el que la rutinaria detección genética a las doce semanas de gestación hace que sea descartada como ser humano. (Con niños como ella) Se hace una "prevención del nacimiento" en lugar de una preparación al parto. Aunque hacemos nuestra elección y toma de decisiones de forma privada, el efecto en la sociedad es que el noventa y dos por ciento de los bebés con síndrome de Down se concluya en la fase pre-natal de la gestación.
De hecho, antes de la introducción de la detección prenatal de los niños como Alice; éstos habrían sido severamente marginados, incluso en última instancia institucionalizada, recibiendo atención médica escasa o limitada.
Cuenta Sian: Yo estaba profundamente conmocionada cuando Alice nació como una bebé 'imperfecta'. No era lo que yo había esperado. Nuestras primeras experiencias en el hospital hicieron poco para disipar nuestro malestar. Al examinar a Alice el pediatra apartó sus piernas, empujó sus pulgares profundamente en su ingle, y rápidamente nos recomendó que tomáramos a Alice, nos fuérmos a casa y la tratáramos como cualquier otro bebé.
Pero no sentía que fuera como cualquier otro bebé, y me inundó la ansiedad que me afectaba por todos los aspectos de mi relación con ella.
Mis ansiedades atemorizaban mis sueños. Soñé que Alice estaba envuelto en una manta y que me había olvidado de ella. Desenvolví el bulto apretado para alimentarla y sólo descubrirla cubierta de un líquido blanco; un fluido de abandono; pero a pesar de ésto, fui incapaz de alimentarla, incapaz de responder a sus necesidades básicas.
Pensándolo bien vi que Alice estaba sintiendo mi rechazo por ella y me causaba más dolor.
Vi que toda la responsabilidad del mundo recaía en mí; Tuve que cavar profundamente en mis propios prejuicios y vi brillar una luz sobre ellos.
El resultado fue que, cuando mi miedo se disolvió he llegado a enamorarme de mi hija. Todos lo hicimos.
Este proyecto que sigue es para ella, para Alice.
La selección genética. Esto que pensado fríamente es un horror, pero se ha hace natural. Las pruebas prenatales para la detección de los "fallos" de una vida es algo rutinario en las mujeres que se quedan embarazadas. Estamos en reiniciar, siempre que veamos cualquier complicación.
Matar, hoy no significa nada... se mata por el fútbol (como es el caso reciente) y se mata a diario (un tercio de la humanidad) por una mala noche, una borrachera, por el número de cromosomas, porque la ONU..., las ONGs... y los gobiernos... El nuestro es el campeón de la traicionera postura de que "no es el momento". No se puede ser más hijos de putas. Gobierno de despreciables demagogos.
Piden respeto y mesura y seso... a quien no respeta lo esencial. Estos que grita "¡que viene Podemos!" y son los que han conseguido que la juventud no advierta del peligro, porque son ellos aún más peligrosos.
Si hoy en día se valora más la vida de un perro pulgoso a la de un ser humano, ¿cómo pedir que seamos sesudos?
Hoy más que nunca es necesaria la responsabilidad y mientras, la opción natural de los decentes, de los idealistas de valores que van sonando a medievales; hace suyo la irresponsabilidad que tienen de proteger a la infancia, a la familia, la maternidad... y qué decir de la paternidad. Se ha creado un país, el más cateto, (como siempre) de amazonas y viudas negras; que subyuga al hombre al lugar que le encomiendan por ser un ser inferior.
La ley de las superhembras ha sido considerada un fracaso en todo el mundo (civilizado me refiero) incluido los más adelantados, como es el caso de Suecia, salvo en España claro, creando leyes discriminatorias (positivas) que atentan contra los derechos humanos.
Estos que lanzan a nuestra juventud a una anarquía de fundamentos morales y políticos,.
Y qué decir de los "buenos" del partido que nos gobierna, una manada borreguil sin cojones que lejos de defender unas ideas dentro, hacen de voceros de un indeseable presidente cobarde y traidor, los "buenos" que inundan a diario las desgraciadas andanzas del contrario y llevan desde primera hora el hedor a la mierda que les inunda.
Sé que esto de intentar poner voz a los inocentes, a los marginados, a los desechados es una batalla perdida; pero lo último sería ser cómplices con el silencio. Yo, gracias a Dios, aún me escandalizo con todo esto.
Esta serie es una serie donde muestra la vida familiar - todas las tensiones, alegrías, subidas y bajadas que van con el entorno de estar en una familia. Mi familia, dice Sian, es un microcosmos de la dinámica que se producen en muchas otras familias. Nosotros no somos diferentes. Como psicoterapeuta he escuchado muchas historias y es interesante que lo que he descubierto, después de quince años de práctica, no es lo diferentes que somos el uno del otro, sino más bien lo parecidos que somos como personas.
Lo que compartimos es lo esencial y significativo. Las historias varían, pero todos experimentan emociones similares. Todos somos vulnerables a los sentimientos de ira, de tristeza y depresión. Y la lista sigue ...
Mi hija Alice, nacida con el Síndrome de Down, no es diferente a cualquier otro ser humano. Ella siente lo que tu y yo sentimos. Sin embargo, nuestra sociedad no reconoce esto y su misma existencia se da poco o ningún valor.
Alice ha entrado en un mundo en el que la rutinaria detección genética a las doce semanas de gestación hace que sea descartada como ser humano. (Con niños como ella) Se hace una "prevención del nacimiento" en lugar de una preparación al parto. Aunque hacemos nuestra elección y toma de decisiones de forma privada, el efecto en la sociedad es que el noventa y dos por ciento de los bebés con síndrome de Down se concluya en la fase pre-natal de la gestación.
De hecho, antes de la introducción de la detección prenatal de los niños como Alice; éstos habrían sido severamente marginados, incluso en última instancia institucionalizada, recibiendo atención médica escasa o limitada.
Cuenta Sian: Yo estaba profundamente conmocionada cuando Alice nació como una bebé 'imperfecta'. No era lo que yo había esperado. Nuestras primeras experiencias en el hospital hicieron poco para disipar nuestro malestar. Al examinar a Alice el pediatra apartó sus piernas, empujó sus pulgares profundamente en su ingle, y rápidamente nos recomendó que tomáramos a Alice, nos fuérmos a casa y la tratáramos como cualquier otro bebé.
Pero no sentía que fuera como cualquier otro bebé, y me inundó la ansiedad que me afectaba por todos los aspectos de mi relación con ella.
Mis ansiedades atemorizaban mis sueños. Soñé que Alice estaba envuelto en una manta y que me había olvidado de ella. Desenvolví el bulto apretado para alimentarla y sólo descubrirla cubierta de un líquido blanco; un fluido de abandono; pero a pesar de ésto, fui incapaz de alimentarla, incapaz de responder a sus necesidades básicas.
Pensándolo bien vi que Alice estaba sintiendo mi rechazo por ella y me causaba más dolor.
Vi que toda la responsabilidad del mundo recaía en mí; Tuve que cavar profundamente en mis propios prejuicios y vi brillar una luz sobre ellos.
El resultado fue que, cuando mi miedo se disolvió he llegado a enamorarme de mi hija. Todos lo hicimos.
Este proyecto que sigue es para ella, para Alice.
La selección genética. Esto que pensado fríamente es un horror, pero se ha hace natural. Las pruebas prenatales para la detección de los "fallos" de una vida es algo rutinario en las mujeres que se quedan embarazadas. Estamos en reiniciar, siempre que veamos cualquier complicación.
Matar, hoy no significa nada... se mata por el fútbol (como es el caso reciente) y se mata a diario (un tercio de la humanidad) por una mala noche, una borrachera, por el número de cromosomas, porque la ONU..., las ONGs... y los gobiernos... El nuestro es el campeón de la traicionera postura de que "no es el momento". No se puede ser más hijos de putas. Gobierno de despreciables demagogos.
Piden respeto y mesura y seso... a quien no respeta lo esencial. Estos que grita "¡que viene Podemos!" y son los que han conseguido que la juventud no advierta del peligro, porque son ellos aún más peligrosos.
Si hoy en día se valora más la vida de un perro pulgoso a la de un ser humano, ¿cómo pedir que seamos sesudos?
Hoy más que nunca es necesaria la responsabilidad y mientras, la opción natural de los decentes, de los idealistas de valores que van sonando a medievales; hace suyo la irresponsabilidad que tienen de proteger a la infancia, a la familia, la maternidad... y qué decir de la paternidad. Se ha creado un país, el más cateto, (como siempre) de amazonas y viudas negras; que subyuga al hombre al lugar que le encomiendan por ser un ser inferior.
La ley de las superhembras ha sido considerada un fracaso en todo el mundo (civilizado me refiero) incluido los más adelantados, como es el caso de Suecia, salvo en España claro, creando leyes discriminatorias (positivas) que atentan contra los derechos humanos.
Estos que lanzan a nuestra juventud a una anarquía de fundamentos morales y políticos,.
Y qué decir de los "buenos" del partido que nos gobierna, una manada borreguil sin cojones que lejos de defender unas ideas dentro, hacen de voceros de un indeseable presidente cobarde y traidor, los "buenos" que inundan a diario las desgraciadas andanzas del contrario y llevan desde primera hora el hedor a la mierda que les inunda.
Sé que esto de intentar poner voz a los inocentes, a los marginados, a los desechados es una batalla perdida; pero lo último sería ser cómplices con el silencio. Yo, gracias a Dios, aún me escandalizo con todo esto.
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