sábado, 8 de abril de 2017

El incienso

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La liturgia es una experiencia accesible a los sentidos. No sólo a la vista o al oido; también al gusto, al tacto y al olfato. El incienso, por ejemplo, hace posible que la alabanza a Dios comprometa este sentido corporal tan importante para la vidacotidian, de modo que podamos decir también de la liturgia lo que decimos de un perfume o de un buen guiso: ¡Qué bien huele! El incienso auténtico procede de las gotas color amarillo ámbar en que cristaliza la resina exudada por la corteza del árbol boswellia, que procede de Oriente.

Este precioso destilado de la naturaleza siempre ha sido caro. Al principio, la Iglesia mostraba cierto reparo en usar el incienso para sus ceremonias. Quería evitar que se confundiesen con los cultos paganos promovidos por el mismo Imperio que perseguía a los cristianos.

Pero a partir del siglo IV queda superada esta aversión y se recobra una tradiciión que no provenía de la religión greco-romana, sino del cultio bíblico.

La utilización del incienso era característica del culto a Dios en el templo de Jerusalém. recordemos que los ángeles ofrecen a Dios el incienso "junto con las oraciones de todos los santos" Ap. 8, 3.