domingo, 24 de febrero de 2019

MIÉRCOLES DE CENIZA. COMIENZA LA CUARESMA.


El miércoles de ceniza proviene de la antrigua tradición judía de penitencia y ayuno.La práctica incluye el uso de ceneizas en la cabeza. Las cenizas simbolizan el polvo del cual Dios hizo al hombre. Cuando el sacerdote aplica las cenizas en la frente de una persona y pronucias las siguientes palabras: "Recuerda que polvo eres y en polvo te convertirás." o "Arrepiéntete y cree en el evangelio."

Las cenizas también simbolizan el dolor y en este caso, es el dolor por haber pecado. Los escritos de los Padres de la Iglesia  del siglo II se refieren ya al uso de las cenizas como signo de penitencia.

Los sacerdotes administran las cenizas durante la misa y todos están invitados a tomarla como un símbolo visible de penitencia. Las cenizas están hechas con las palmas benditas de la misa del domingo de Ramos del año anterior.

Señala el comienzo de la Cuaresma que prepara la celebración del triduo pascual y el gozo de la Resurrección del Señor, rememorando los cuarenta días de ayuno de Jesús en el desierto de Judea antes de comenzar su misión de anunciar el Reino de Dios durante tres años invitando a la conversión:
Allí se retirará donde rezará, ayunará y será tentado por Satanás.

De la profecía de Joel 2, 12-18

«Ahora —oráculo del Señor— convertíos a mí de todo corazón con ayuno, con llanto, con luto.
Rasgad los corazones y no las vestiduras;convertíos al Señor, Dios vuestro, porque es compasivo y misericordioso, lento a la cólera, rico en piedad; y se arrepiente de las amenazas.»
Quizá se arrepienta y nos deje todavía su bendición, la ofrenda, la libación para el Señor, vuestro Dios.
Tocad la trompeta en Sión, proclamad el ayuno, convocad la reunión. Congregad al pueblo, santificad la asamblea, reunid a los ancianos. Congregad a muchachos y niños de pecho.
Salga el esposo de la alcoba, la esposa del tálamo.
Entre el atrio y el altar lloren los sacerdotes, ministros del Señor, y digan:
—«Perdona, Señor, a tu pueblo; no entregues tu heredad al oprobio, no la dominen los gentiles; no se diga entre las naciones: ¿Dónde está su Dios?
El Señor tenga celos por su tierra, y perdone a su pueblo.»

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