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El apoyo del PP, hace unos días, en el Senado a la moción abortista presentada por Podemos y que consagra el aborto libre y gratuito es la consagración de la más vil y vergonzosa traición a los ideales de muchos cristianos.
Ayer lo de la #MocióndeCensura ha sido un espectáculo lamentable. Pero no me refiero a los políticos, que hace tiempo que han demostrado su mediocridad y su falta de principios, sino en la de sus aficiones que jaleaban a uno u otro, equipo. Lo de identificarse con unas posiciones políticas claras es cosa de otros tiempos. Hay posiciones generales como son descontrolar el déficit (que ya ni se sabe por donde "andandará"); toda "receta" política se carga al déficit público (sobre todo los sueldos de los insostenibles cargos públicos y coches oficiales) y para pagarlo, desproporcionar la subida de impuestos, ja ja ja; esa fórmula mágica que era propia de la izmierda y que toma como muy suya esta... no sé, me da la risa, ¿derecha?
Interesante partido de fútbol el de ayer, no en el hemiciclo que ya está muy repetido todo su... inconsistente contenido. Vacío, añejo, fatuo. No, el verdadero partido se vivió en las gradas de las redes sociales, de los tertulianos, de los comentaristas, de los medios. Esto no es cosa de ideas, sino de colores. Aborto, soltar etarras, nombrar jueces, servirse de ellos, subir o bajar impuestos, administración pública mayor o menor, injerencia en el mercado, etc. No, esto lo tienen claro todos los allí reposados culos, todo al servicio de sus intereses, como pagarse los taxis, robar, tener asistentes, robar, enchufar a la familia y amigos, robar, teléfono e internet gratis, robar. Pero ¿y la grada? con posiciones firmes, actuando de fidelísimo número 12. #ManquePierda como decimos los verdiblancos. Lo que pasa en la "cancha", como diría un argentino, es lo de menos.
En fin, que esto se ha convertido en el eterno partido de fúbol y siempre juegan los mismos. No hay recambio y lo que ayer comprobamos, es que esto es cosa de dos equipos y nada mas. Una falta de respeto los otros rivales.
Pero cuando la cosa no queda ahí, quiero decir en lo de robar el dinero ajeno, en todas sus modalidades posibles, con total impunidad y con aclamación del público que les arropa hasta los vestuarios, sino que esto va de matar impúnemente con el pasmo de quienes los sostienen, la sonrisa se vuelve tristeza y la carcajada llanto.
El que una ley aprobada en el parlamento legalice el aborto y lo defina como un 'derecho' no disminuye en nada su inmoralidad. La cuestión del aborto no es anecdótica, hay que situarla en el marco de una cultura global contra la vida.
El aborto de hecho no es sino el asesinato de un ser humano, de una persona. No se puede ocultar lo que está demostrado de modo objetivo por la ciencia, y que no es otra cosa que desde el momento de la concepción comienza la existencia de un ser humano único. Desde la concepción, la persona posee su identidad y su dignidad y las mantiene invariablemente de forma continua. No es parte del cuerpo de la madre, es un ser humano distinto.
El drama de más 112.000 abortos oficiales al año en España supone algo vergonzoso. ¿Cuáles son las causas del aborto? La más importante es que el aborto es planificado por el actual sistema político-económico tanto en el plano nacional como internacional para mantener la supremacía económica y política de los poderosos. Así vemos cómo muchas mujeres inmigrantes, expulsadas de sus países por el hambre, están sufriendo en España una explotación salvaje que es un verdadero atentado contra su maternidad. Por eso, es una trágica contradicción y una hipocresía condenar el aborto y defender el capitalismo. Tampoco se puede maquillar el aborto como progreso.
El auténtico progreso supone la defensa integral de la vida humana y su dignidad; supone la lucha por la justicia frente a la explotación y el poder. El aborto no es progresista. No hay en nuestros días una afirmación más reaccionaria que la del derecho de una persona sobre la vida del hijo por nacer. Éste es el derecho de propiedad más absoluto, despótico y tirano concebible, más incluso que el derecho del amo sobre el esclavo.
Una sociedad que legitima, explícita o implícitamente, el aborto es una sociedad totalitaria, que afirma el poder absoluto de unos seres humanos sobre otros hasta el punto de llegar a autoproclamarse dueños de la vida. El niño que va a nacer es el ser más débil, necesitado y pobre; no tiene nada, ni siquiera la capacidad de defenderse y pedir auxilio.
Por ello debemos luchar firmemente para que desaparezca un régimen explotador y totalitario como el actual que no respeta la dignidad de la persona. Tenemos que trabajar para hacer que el vientre de la madre sea lo que debe ser: el lugar más seguro y protegido. Y que la sociedad entera lo sea también, antes y después de nacer. (Eponymous Flower)
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